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¡Renacimiento de una maestra veterana! – Descubrí que los estudiantes son el espejo que refleja mi estado interior

Sra. Sayuri Izumikawa, maestra de secundaria, Japón

Estudiantes que no van a la escuela, intimidación, violencia en las escuelas… La educación está llena de problemas. Las condiciones de trabajo de los maestros también son duras y el entorno para los maestros también tiene serios problemas. ¿Es posible crear un “ambiente educativo” donde los maestros y los estudiantes no se sientan estresados?

Una vida intensa como maestra

Mi trabajo es enseñar en la escuela secundaria. He trabajado durante más de 20 años y ahora se me considera una maestra “veterana”. Pero mi realidad estaba lejos de esa imagen. Todos los lunes por la mañana antes de ir a trabajar, siempre tenía diarrea debido al nerviosismo. Y siempre respiraba hondo antes de entrar al aula ya que el encuentro de la primera clase de la semana era el pico de la intensidad. Lo que no me gustaba era el “momento vacío” después de presentar información a los estudiantes. Sentía que no podía proporcionar información útil a los estudiantes. ¡Esto siempre me disgustaba y quería salir del aula lo antes posible! Me sentía así todos los días. Debido a esto, a los estudiantes no les caía bien. Siempre tenía celos de los maestros que eran amados por los estudiantes, que no se ponían nerviosos frente a sus alumnos, que podían contar historias divertidas y que siempre estaban rodeados por sus discípulos. “Tal vez el trabajo de maestro no es para mí …” Cuando comencé a sentirme así, mi hija regresó de la escuela con un folleto. Era de un seminario titulado “Pongamos fin al acoso”. El perfil del conferenciante me intrigó y decidí ir. Fue cuando me encontré con Miross.

Comprendí el mecanismo

En ese seminario, el conferenciante describió a través del sistema Miross la razón por la cual ocurre el acoso. El acoso es un problema social importante que no se limita a las escuelas sino a todo el país. He realizado investigaciones exhaustivas y he trabajado para prevenir el acoso escolar de varias maneras. Lo que el conferenciante decía en ese seminario era totalmente diferente de todo lo que yo había escuchado. ¡El ponente dijo que hay un mecanismo determinado en el acoso! El acoso implica tanto “al que intimida” como “al que es intimidado”. Los maestros percibimos a estas partes como el agresor y la víctima respectivamente y ​​tratamos de detener el acoso castigando o amonestando al agresor. Pero esto nunca ha funcionado como una solución definitiva. ¿Por qué, entonces, el agresor intimida a la víctima? La razón es que el agresor ve en la víctima el aspecto de sí mismo que suprimió. Significa que “él que intimida” expresa una fuerte resistencia a ver el aspecto de sí mismo que odia. Cuando este aspecto aparece frente a él, no puede evitar atacar. Entonces, ¿qué pasa con la víctima? La víctima también se odia a sí misma y a menudo, piensa que “no debería haber nacido” y se ataca consciente o inconscientemente. Este odio hacia sí mismo se invierte y aparece como un acosador en el mundo externo. Este es el mecanismo de este mundo.

El mundo cambió en un instante.

Cuando comprendí cómo funcionaba el mecanismo, de repente lo entendí todo. Me di cuenta de que mi estado interno era el de la persona que se siente “intimidada”. Siempre era muy intensa en el trabajo, me odiaba a mí misma porque a mis alumnos no les caía bien y tenía celos de otros maestros que eran amados por los alumnos. Me di cuenta de que estaba negándome a mí misma. Siempre me decía: “¡Deberías ser mejor!” y siempre me autocriticaba. Comprendí que la indiferencia de los estudiantes hacia mí era el reflejo del asco y la indiferencia que sentía hacia mí misma. Cuando entendí esto, me sentí aliviada y salvada. Cuando fui a la escuela el día después del seminario, el mundo que vi era totalmente diferente. ¡Los estudiantes que nunca me habían prestado atención comenzaron a venir a hablar conmigo! Decían: “Sra. Izumikawa, sobre la clase de ayer …” “¡Sra. Izumikawa, oiga, por favor!” Antes de darme cuenta, estaba rodeada de estudiantes. “¿Qué está pasando?” Me tomó tiempo comprender este cambio repentino, pero fue el resultado de mi experiencia con Miross y de aprender sobre el mecanismo de este mundo. Fue el producto de aceptar el hecho de que estaba viendo en los estudiantes mi propia autonegación. Fue muy simple.

El tesoro del futuro

Ese día, mi vida como maestra se transformó. Ya no estaba nerviosa. Me sentí tan tranquila que lo que veía en los estudiantes lo aceptaba como algo que debía saber sobre mi ser interior. No es que los problemas y las preocupaciones hayan dejado de existir pero en el pasado, cada vez que surgía un problema en la escuela, lo veía como un problema y aunque trataba desesperadamente de solucionarlo, no tenía éxito y entonces, me culpaba a mí misma. He aprendido a observar cada problema como el estado de mi equilibrio redirigiendo la percepción hacia el yo (al ver los fenómenos como reflejo del estado de mí misma). Con esta conciencia, ya no veo los problemas como problemas.

Los niños son tesoros para que el mundo pueda crear el futuro. Los adultos tienen la gran misión de nutrir este tesoro y permitirles crecer para que puedan resplandecer. Ahora puedo afirmar con seguridad: “¡Estoy encantada de trabajar como profesora!”

¿Qué opina de esta historia? Quizás habría renunciado a su trabajo como maestra si no se hubiera encontrado con Miross. Sin embargo, al aceptar las cosas que ocurrían frente a ella como el reflejo de su propio conflicto interno, el mundo que estaba viendo se transformó en un instante.¡En el ámbito educativo, los niños comienzan a brillar con solo tener cerca a una persona que haya experimentado el toque de Miross!