El nacimiento de mi mayor tesoro

Si me preguntaran cuál fue el momento más feliz de mi vida, diría sin dudar que fue cuando nació mi hija, en un caluroso día de verano. Yo estaba con mi esposa, y como mi hija recién nacida no dejaba de llorar, la enfermera me la entregó diciendo: “Aquí está tu padre”. En el momento en que la abracé y le dije: “Papá está aquí”, dejó de llorar　de inmediato. Debía de recordar mi voz porque había hablado con ella mientras aún estaba en el vientre de su madre.

Mi esposa también parecía más feliz acostada a su lado. Estaba radiante. Fue el día más feliz para los dos.

Nuestra hija creció bien. La adorábamos. Nos emocionamos mucho y lloramos en su ceremonia de graduación de preescolar. Ambos asistimos a todos sus eventos escolares. Siempre hicimos lo que pensamos que era mejor para ella y le dimos lo que quería.

Sin embargo, había una clara diferencia en nuestras actitudes hacia nuestra hija. Mi esposa le insistía en que una vez que comenzara algo, debería terminarlo, mientras que yo le decía que estaba bien renunciar si ya no quería hacerlo. Esta diferencia comenzó a manifestarse cuando nuestra hija estudiaba para el examen de ingreso a la escuela secundaria.

Mi hija se derrumbó

Todas las noches la recogía de su escuela privada. Mientras conducía, ella me hablaba alegremente sobre lo que había pasado durante la clase. Pero en casa, simplemente se sentaba con los hombros caídos frente a una pila de tareas y libros de texto. La diferencia entre nuestras actitudes hacia ella debió de aumentar su presión. Al final le diagnosticaron esquizofrenia. Lloramos y sentimos mucho que nuestra querida niña, una estudiante de secundaria, tuviera que sufrir una enfermedad tan grave. No sé cuántas veces deseamos poder volver a esos viejos tiempos, a menudo mirando fotos y videos de cuando estaba sana y feliz.

Mi esposa insistió en optar por la medicina moderna, mientras yo trataba de curarla con psicoterapia. Nuevamente experimentamos diferencias fundamentales, esta vez en nuestra actitud sobre su tratamiento. Nuestra relación se estaba deteriorando e incluso comenzamos a considerar el divorcio. Entonces nos encontramos con Miross.

Un rayo de luz

Cuando asistí por primera vez a un seminario de Miross, describí la enfermedad de mi hija a los participantes. Esa fue la primera vez que hablé sobre sus problemas con personas ajenas a la familia. Para mi sorpresa, el profesor dijo: “¡Todo está bien! ¡No hay problema!” Nadie me había dicho algo tan definitivo y con tanta confianza. Comprendí que mi hija podía ponerse bien y vi un rayo de esperanza. Pronto llamé a mi hija con una sonrisa. “¡Chieko, no pasa nada! ¡No hay problema!” Ese día fue cuando comencé mi estudio intensivo de Miross.

Miross enseña que como cada uno de nosotros nace por la unión de su padre y su madre hay masculino y femenino en nuestro interior. Traté de sentir estas polaridades de masculino y femenino dentro de mí.

Femenino oculto

Mis padres se divorciaron cuando yo estaba en segundo grado. Me crió mi madre, que se volvió a casar y a divorciar, puesto que mi padrastro era un alcohólico violento. Mi padre también volvió a casarse, pero su esposa falleció y ahora está casado con otra mujer. También sé que los padres de mi esposa se divorciaron cuando ella era joven.

Fui testigo de matrimonios infelices y soñé tener una familia unida y feliz. También tenía una imagen de cómo debería ser como un hombre y traté de encarnar esa imagen.

Así que fue un verdadero shock saber que hay femenino dentro de mí. También fue un momento en que supe que había vivido como la mitad de mi ser y por primera vez sentí la otra mitad o mi femenino dentro de mí. Cuando me di cuenta de que había ignorado mi femenino interior, me invadió una sensación cálida y mis sentimientos hacia mi esposa comenzaron a cambiar. Estaba abrumado por mi gratitud hacia ella.

Desde ese día, mi hija mejoró continuamente y esta mejora le permitió salir al mundo poco a poco. Finalmente, asistió a un seminario de Miross y tomó el mismo plan de estudios que yo. Durante este proceso, sus síntomas de esquizofrenia desaparecieron del todo.

Ella se ha transformado por completo y ahora está haciendo planes para abrir una tienda y mi esposa la apoya. No hace falta decir que nuestro matrimonio también ha cambiado drásticamente y ya no pensamos en divorciarnos. También hemos estado experimentando milagros asombrosos en asuntos financieros.

Mi familia se ha regenerado por completo como una nueva familia y nuestro pasado terrible parece un espejismo.