Infancia solitaria

Cuando era muy joven, estaba sola. Mis padres estaban ocupados con sus respectivos trabajos y no tenían tiempo para prestarme atención. Además, no tenía amigos en la escuela. Como no sonreía ni reía y tenía una mirada sombría, siempre estaba sola en la escuela. Así que me concentré en mis estudios y eso fue todo lo que hice. Gracias a eso, siempre era la mejor de mi clase en la escuela secundaria. Me presionaban para ir a la universidad, pero estaba cansada de estudiar. Entonces comencé a trabajar tan pronto como me gradué de la escuela secundaria. Me casé a los 23 años. Fui bendecida con dos hijos. Como los ingresos de mi esposo no eran suficientes, pensé en hacer algo para ayudar financieramente y decidí gestionar una escuela de inglés. Después de eso, estudié inglés diligentemente y me hice instructora de inglés. Abrí una escuela de inglés y trabajé muy duro. Además, finalmente empecé mis estudios universitarios 17 años después de haberme graduado de la escuela secundaria. Después de mi graduación universitaria, me hice profesora de inglés a tiempo parcial en una escuela secundaria. Seguí trabajando para “colaborar en las finanzas familiares”. Pero luego me divorcié de mi esposo y me convertí en una madre soltera. Me vi obligada a trabajar aún más para criar a mis dos hijos.

Días de ansiedad

Sin apenas darme cuenta, trabajé como profesora durante 25 años y me convertí en una experta. Luego hubo un cambio en el sistema escolar y se asignaron dos maestros en lugar de uno para cada clase. En ese momento, comencé a sentirme cada vez más ansiosa. En la clase, comencé a comparar mis métodos de enseñanza con los del otro maestro y me sentí inferior. Los estudiantes comenzaron a quejarse de mi manera de enseñar y algunos comenzaron a hablar durante la clase y a ignorar mis lecciones. Esa situación no me gustaba y comencé a mantener cierta distancia con mis estudiantes. Cuanto más lo hacía, peor se volvía la situación. Me había hecho maestra para contribuir a la economía familiar, pero para empezar, ni siquiera me gustaba realmente este trabajo. Tenía este sentimiento una y otra vez y ello me causó un tremendo estrés, tanto físico como mental. Cuando estaba al límite de mis fuerzas, me encontré con Miross.

Miross trata de una dimensión totalmente diferente

Para resolver mis problemas, seguí varias prácticas relacionadas con la mente y el corazón. Como resultado, había momentos en los que sentía un breve alivio mental pero mi sensación de ansiedad regresaba. Nunca estuve totalmente libre de ansiedad. Cuando me encontré con Miross, descubrí que era diferente de todo lo que había visto antes. En el primer seminario de Miross al que asistí, comprendí la trampa de este mundo, la de “las dos caras de la misma moneda” que cambió totalmente mi percepción general de las cosas. Hombre y mujer, delante y detrás, fuerza y debilidad … todo en este mundo es como la cara y la cruz de la misma moneda que existen como un par. “¡Oh, sí, así es!” Cuando pude percibirlo sin sentir resistencia, me di cuenta de que mi percepción de “no me gusta” el inglés tenía como pareja el “me gusta” y pude interiorizar esa percepción naturalmente, no solo entenderla a nivel de pensamiento. “¡Nunca había pensado que realmente me gustara el inglés!”

Lo que tengo ante mis ojos actualmente

Lo que me sorprendió al aprender la trampa de este mundo es el hecho de que “todo lo que se reprime se revierte y aparece frente a uno como una realidad externa”. Odiaba a los estudiantes ruidosos y fuera de control y trataba de mantener mi distancia con ellos. En realidad, estaban haciendo exactamente lo que yo quería hacer de niña cuando estaba sola y no tenía amigos. “¿Quizás esos estudiantes están tratando de mostrarme lo que hubiese querido hacer pero no pude?” Cuando llegué a esa conclusión, comencé a encontrarlos adorables. Mi transformación interior me sorprendió mucho. Al día siguiente estaba libre de ideas limitadas y fijas sobre mí y había cambiado completamente. También noté que el ambiente de la clase era totalmente diferente del anterior. Los estudiantes que había sido muy ruidosos estaban callados y escuchaban mi lección y luego vinieron a mí después de la clase diciéndome: “¡Profesora, me gustó su clase de hoy!” Además, cuando dejé de hacer esfuerzos para mejorar el rendimiento de los estudiantes y lo dejé en sus manos, comenzaron a estudiar de manera proactiva y sus calificaciones mejoraron repentinamente. Después de encontrarme con Miross, siento que mi trabajo como profesora de inglés es mi verdadera vocación. Me gustaría seguir aprendiendo más sobre el ser a través de lo que va apareciendo ante mí y transmitir al mundo el principio que yo experimenté de que “¡la vida se puede cambiar en un instante!”.