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La Identidad del “Evasor”

Sra. Keiko Higashiyama, Coordinadora de Bodas, Japón

Cuando escucha la palabra “evadir” o una frase como “huir de cosas con las que uno no puede lidiar”, ¿qué imagen viene a su mente? Muchas personas hacen asociaciones negativas con palabras como “irresponsable”, “cobarde” o “perezoso”. ¿En qué momento, dónde y cómo se llega a estas nociones? Este proceso es la clave para entender lo que ha influido en su vida.

“La evasión es mala cosa” – ¿Cómo influyó su historia personal en todo esto?

Mi familia consiste en mi esposo, nuestros tres hijos, mi madre y yo. Al principio teníamos una vida familiar pacífica, pero al final había un desasosiego en el aire que se transformó en conflictos y finalmente, le dije a mi marido que quería el divorcio. Ahora mirando hacia el pasado, me doy cuenta de que mi historia comenzó con esta declaración y terminó con el renacimiento de nuestra familia. Si no hubiera encontrado a Miross, definitivamente habría elegido la opción del divorcio. Desde que tengo memoria, siempre recuerdo a mis padres peleándose principalmente por problemas de dinero. Cuando yo estaba en tercer grado, mi padre se endeudó. Siempre teníamos miedo de recibir una avalancha de llamadas telefónicas de los acreedores y de oír sus gritos a través de la puerta de nuestra casa. No podíamos hacer nada, conteníamos el aliento y solo esperábamos a que se fueran. Mi padre era responsable de todo esto, pero nunca estaba en casa. A mí, me parecía que él huía de esta horrible situación. Así es cómo fui desarrollando la imagen de mis padres: mi madre, una mujer, era la protectora, y mi padre, un varón, era un evasor. A diferencia de mi padre, mi madre estaba decidida a enfrentarse a la dolorosa situación, y comenzó a trabajar para pagar las deudas. Era una mujer fuerte e independiente.

Eventualmente, me casé y tuve tres hijos varones, por ello, a menudo quería hablar con mi marido sobre cómo debía tratarlos. Pero poco después, mi marido fue trasladado a un lugar lejano. Mis hijos en edad de crecer a menudo causaban problemas en la escuela. Pero no podía pedirle ayuda a mi marido ni confiar en él. Él era un marido poco confiable que no estaba presente cuando había alguna emergencia. Estas circunstancias reforzaron mi creencia de que las mujeres son protectoras y los hombres son evasores. No podía hablar con mi marido. Y cuando lo intentaba, él no me escuchaba ni me entendía. Yo tenía deudas en ese momento, pero lo guardé en secreto. En vez de decírselo a mi marido, busqué, por primera vez, un trabajo fuera de casa.

Encuentro con Miross – Finalmente Comprendí la Identidad del “Evasor”

Un día, suspiré y pensé, “¿Cómo se ha podido convertir en eso mi familia?”

Afortunadamente, encontré a Miross y la respuesta me llegó mientras iba a la academia. Durante una conferencia, recordé algo. Un día cuando yo era estudiante de primer grado, no tenía ganas de ir a la escuela y mentí a mi madre para evitar ir a la escuela. Pero ella vio a través de mi mentira y no me permitió quedarme en casa. Todavía peor, no sólo me vi obligada a ir a la escuela, sino que, como castigo, me hicieron sentar en la primera fila de la clase. “La evasión es algo malo. No hay que evitar nada. No hay que depender de nadie.” ─ Esto se convirtió en mi regla, y mientras veía a mi padre evadiéndose y mi madre afrontándolo todo, este concepto se arraigó en lo más profundo de mi ser. Al final, lo estaba observando todo con los ojos a través de los cuales había visto a mis padres. Como resultado, mi visión de mi padre se reprodujo en la visión que tenía de mi marido, o sea, se convirtió en un hombre que se evade, y yo seguí representando el papel que había hecho mi madre. Cuando pude identificar quién era realmente el Evasor (ver más abajo), no sólo me sorprendí, sino que también me sentí liberada. También me di cuenta de que nadie, ni siquiera mi padre, mi madre, mi marido, ni siquiera yo misma, éramos los culpables. Todo se debió a que simplemente ninguno de nosotros conocíamos el “sistema”.

El mundo que ve es el reverso del interior de uno mismo

Cuando comprendí este hecho, todos mis problemas terminaron de repente. Uno de mis hijos, que tendía a alejarse de la sociedad después de graduarse de la escuela secundaria, voluntariamente comenzó a buscar empleo y me ayudó con las tareas del hogar. Además, mi esposo, que antes se había evadido de todo, no sólo trató de reducir los gastos del hogar, sino que también empezó a usar palabras de aprecio al hablar conmigo. Al mismo tiempo, mis sentimientos hacia él cambiaron dramáticamente, y mis pensamientos de divorcio desaparecieron por completo. Lo que es más, pude encontrar un gran trabajo y me encanta desempeñarlo rodeada de colegas maravillosas. No importa cuán complicadas sean sus relaciones interpersonales, todo puede cambiar en un instante mágico, simplemente hay que comprender el patrón de los comportamientos a través del sistema Miross. No es necesario tratar de cambiar a los demás. Miross me permitió terminar con el patrón que se había sido repetido de una generación a la siguiente.

¿Qué opina usted de esta historia? ¿Quién era el Evasor en realidad? Keiko dijo que odiaba la evasión, pero su situación se revirtió según el sistema del mundo, y se convirtió en alguien que se evade de todo, tal como habían hecho su padre y su marido. Por encima de todo, se sorprendió al descubrir que en realidad era ella la que se estaba evadiendo, hacía lo que tanto le disgustaba. Parecía estar tratando de resolver sus problemas, pero en el momento en que tenía que enfrentarse a ellos, evitaba la comunicación y se escondía en el trabajo. El Evasor no era su padre ni su marido, sino ella misma.