Fui la primogénita

Mi padre era oficinista y mi madre ama de casa. Fui la primogénita de tres hermanas. Mi familia no era rica, pero tampoco teníamos problemas financieros. Los días festivos , preparábamos loncheras e íbamos de picnic a un parque cercano, durante las vacaciones de verano hacíamos viajes familiares al mar o a la montaña. Me sentía querida tanto por mi padre como por mi madre. Cuando nació mi hermana, mis padres comenzaron a decirme: “ahora que eres la hermana mayor, debes poder hacer las cosas tu misma” o “compórtate como la hermana mayor”. Mis padres siempre pensaron que debía desempeñar el papel de hermana mayor y cuidar de mis hermanas menores como una madre cambiándoles el pañal y compartiendo la cama con ellas. Solía ​​pensar que había como la primogénita en una familia normal y corriente “sin ningún problema”.

Los eventos tristes se sucedieron

Debía tener veintitantos años, cuando cosas extrañas comenzaron a suceder una tras otra. En primer lugar, mi casa se quemó a causa de un incendio que se inició en la casa de al lado. Todos los buenos recuerdos se convirtieron en cenizas. Después de eso, un ladrón entró en mi casa mientras estaba fuera y perdí una gran cantidad de dinero. Luego, mi esposo murió en un accidente de tráfico cinco años después de casarnos. La tienda que regentaba se inundó a causa de fuertes lluvias. Mis amigos murieron uno tras otro y mis parientes tuvieron abortos espontáneos y mortinatos. “¿Qué es esto? ¿Qué está pasando en mi vida? ”Las cosas se sucedieron como una serie de olas incontenibles después de haber llevado una vida relativamente tranquila. Había seguido los consejos de mis padres y era una buena hija, vivía como corresponde y traté de reparar mis errores cuando los cometí. Vivía mi vida decentemente. Así pues, ¿por qué tengo que sufrir tanto? Estaba totalmente consternada con esos eventos que más bien parecían maldiciones. Estaba muy deprimida cada vez que ocurría algo malo, pero fingía estar bien. Casi había claudicado y me decía: “Después de todo, mi vida es miserable. Así es la vida”. Incluso desarrollé una actitud que me hizo pensar que no me arrepentiría de nada cuando muriera. Sin embargo, a pesar de esta actitud, como trabajo como quiropráctica, estudié psicología e intenté entender la relación entre el cuerpo y la mente y busqué una respuesta a la pregunta: “¿Por qué las personas se enferman física y mentalmente?”, era el preludio para comprender el misterio más grande, “¿Por qué mi vida se llenó de tanta miseria?” Sin embargo, por mucho que aprendí, nunca encontré la respuesta. Entonces me encontré con Miross.

La clave para desentrañar la vida

Cuando asistí a un seminario de Miross por primera vez, instantáneamente me di cuenta de que Miross era algo totalmente diferente de lo que había aprendido hasta entonces. A partir de ese día, comencé a entender mi vida a través de Miross. Mi infancia fue la clave de ese intento. Pensaba que no había tenido problemas en mi infancia y que solo tenía sentimientos positivos hacia mis padres. Sin embargo, examinándola más detenidamente, recordé que había pensado que “mi padre no me quería porque yo no era un niño”. A decir verdad, también pensé que mi madre no había sido suficientemente cariñosa conmigo a pesar de haber hecho lo que me dijo “Necesitas comportarte como una hermana mayor.” Con esos recuerdos, mis emociones reprimidas hacia mis padres salieron a la superficie. Durante la infancia, sentí que tenía que estar a la altura de las expectativas de mis padres y que no tenía que ser egoísta si quería seguir gustándoles. Por miedo a perder su amor, me esforcé por ser una buena hija para obtener su aprobación pero por mucho que me esforcé siempre tuve la sensación de que “nadie me entiende” y terminé sintiendo que no daba la talla. Descubrí que este sentimiento de insuficiencia o baja autoestima era la base de mi desesperanza.

Un drama de creación propia

Como había suprimido esta sensación de desesperanza, nunca me había dado cuenta de que existía. Los seres humanos suelen optar por todo lo contrario de lo que se suprime para mantener el equilibrio, así que hice el esfuerzo de mantener la actitud de “nunca hay que rendirse”. Esa fue exactamente la razón por la que estaba buscando respuestas estudiando cosas como psicología. Dentro del sistema del mundo de la tercera dimensión, por mucho que se intente mejorar las cosas, uno acaba intensificando lo que se suprime (en mi caso, la desesperanza) que se manifiesta con más intensidad. ¡De ahí la serie de eventos miserables que ocurrieron! ¡Me quedé estupefacta cuando me di cuenta de que esos “desastres” habían sido de creación propia. El fenómeno de que mis seres queridos fallecieran uno tras otro era el reflejo de mi propio deseo de “querer morir”, como si me mostraran “esto eres tú”. Todos los eventos de la vida son dramas creados por uno mismo, interpretados por la inconsciencia suprimida. A través de Miross, conseguí desentrañar el misterio más grande de mi vida y pude terminar el drama que yo misma estaba creando. Si no me hubiera encontrado con Miross, habría seguido yendo de un lado a otro buscando la respuesta. Ahora que soy consciente de que yo había creado mi propia vida miserable, me emociona pensar que de ahora en adelante puedo crear una vida diferente llena de abundancia. Si uno puede entender este mecanismo, cualquiera puede transformar su vida. Me gustaría que todo el mundo pudiera experimentar esa magia y se diera cuenta de lo bueno que es el sistema Miross. Entonces, seguramente todo el mundo se dará cuenta de su mayor potencial. Me gustaría añadir que ya no es necesario renunciar a nada, nunca más.