Mi vida era para los demás.

Mi madre sufría de diabetes y reumatismo. Yo empecé a cuidar de ella cuando entré en la escuela secundaria. Todas las tardes, volvía a casa y hacía todas las tareas del hogar, incluyendo hacer la cena y lavar la ropa. Yo era joven y quería salir y disfrutar con mis amigos, pero mi deseo de que mejorara lo más pronto posible era mucho más fuerte que mi necesidad de pasarlo bien.

Yo era la mayor, y por lo tanto mi padre era especialmente estricto conmigo. Yo quería que él cuidara y protegiera a su esposa, pero de hecho, la ignoraba e incluso la engañaba. Sentí que él esquivaba sus responsabilidades y que ponía toda la carga sobre mis hombros. No podía tolerarle ni confiar en él, y al final, empecé a sentir esa misma intolerancia y desconfianza hacia todos los hombres.

A pesar de mis cuidados y oraciones, mi madre falleció cuando yo tenía 30 años. Desde que era pequeña, me he preguntado qué es el amor, y por qué los matrimonios no siempre funcionan, a pesar de que encontrar a la propia pareja es supuestamente, una cosa milagrosa en la vida. Con estas preguntas en mente, finalmente me casé con un hombre cuya personalidad era exactamente la opuesta a la del padre que tanto odiaba. Con mi marido esperaba encontrar el amor y la libertad.

Sin embargo, lo que me encontré en el matrimonio fue en realidad devoción ciega a mi marido y a mis hijos y ningún tiempo para mí. El “amor” que había buscado durante tanto tiempo estaba totalmente ausente de mi vida y me vi obligada a vivir una vida que no tenía nada que ver con la “libertad” que había soñado. Peor aún, mis dos hijos tenían problemas con la ley, y mi hija sufría de ataxia autónoma y se enfermó mentalmente. Mi sueño de un matrimonio perfecto donde hallar el amor y la libertad se había hecho añicos. Me divorcié y me casé con otro hombre, pero mi siguiente vida matrimonial tuvo el mismo final infeliz.

Estas experiencias exacerbaron mi desconfianza hacia los hombres, lo que me hizo tomar la decisión de vivir como una mujer soltera fuerte, incluso tratando de superar a los hombres que suelen tener mucho más poder en una sociedad machista como la nuestra. Alrededor de ese tiempo, recibí una beca para hacer un estudio sobre el arroz integral como investigadora en la escuela de posgrado. En el laboratorio trabajé duro para probar mi valía a mis colegas masculinos y decidí no decir nunca “no puedo”. Estaba tan agotada cuidando de mis hijos, de la familia y estudiando simultáneamente que empecé a sufrir de dolencias indiagnosticables y tanto mi cuerpo como mi alma estaban completamente destrozados. Cuando toqué fondo, me encontré con Miross.

Al principio, había estado buscando respuestas a preguntas como “¿Por qué he tenido una vida así?” y “¿Quién soy yo?” Pero cuando me encontré con Miross sentí intuitivamente que las respuestas se encontrarían aquí, así pues, dejando de lado la prudencia y con el intento de solucionar de una vez por todos los problemas, me lancé al mundo de Miross.

Conocer el verdadero yo

Mi intuición era correcta. Miross me liberó de dolor y del sufrimiento y curó mi corazón y mi alma.

Había estado trabajando en un estudio sobre el arroz integral y trataba de terminarlo sola. Confiar en alguien, especialmente si se trataba de un hombre, significaba una derrota para mí y por lo tanto no podía permitirme mostrar debilidad alguna ante mis colegas masculinos.

Sin embargo, después de encontrarme con Miross, sentí que podía confiar mis sentimientos a los hombres y que era capaz de decir “no puedo”. Cuando así lo hice, mi profesor de repente comenzó a ofrecerme todo su apoyo y todo comenzó a funcionar sin problemas. Como resultado, pude terminar mi tesis en la fecha prevista.

Además, mis hijos pudieron conseguir trabajos en los que estaban interesados y mi hija empezó a recuperar la sonrisa. También me ocurrieron sucesos increíbles – el comité de becas me dijo que no necesitaba devolver el dinero de la beca, lo que representaba un beneficio inesperado para mis finanzas y mis dolencias sin diagnosticar desaparecieron poco después.

Sin apenas darme cuenta, me he convertido en una parte esencial del laboratorio. Ahora estoy esperanzada por presentar un estudio completamente nuevo sobre el arroz integral. A través del sistema Miross, he podido apartarme de una vida dedicada ciegamente a los demás para vivir una vida dedicada a mí misma. Ahora disfruto de cada día en el sentido más amplio de la palabra.